En la experiencia del trabajo diario

¿propuesta de valor o autorretrato?

Cuando decidimos el contenido y tono de nuestra comunicación, ¿proyectamos nuestra visión personal de la "estética" o el contenido de nuestro marketing y visión del equipo?

Si segmentamos el mercado para identificar nuestro grupo objetivo, acto ineludible si eres serio en lo que haces, debes considerar el lenguaje que éste puede comprender en estricta función de tus objetivos.

Imponer por sobre todo tu visión y creencias personales en la comunicación y, por ejemplo, elegir un tono super elegante, moderno, minimalista, sugerente, sutil, sin nada de texto perceptible por los “bots” de los buscadores, con títulos cursis que no explican nada, o, al revés, ser maximalista y atiborrar todo de información; finalmente, puedes generar tal ambigüedad en la comunicación, que probablemente todo termine en que los que te interesan no te encuentran o no te entienden.

oda-al-guru

Salvo que seas un artista famoso o un reconocido “gurú” (raza extinta en las comunicaciones de hoy) y/o un líder generador de tendencias en tu negocio, hay que ser bien “papa frita” para no escuchar nada y a nadie, e insistir en poner tu "autorretrato" en la comunicación; o, por el contrario, no valorar nada de tu experiencia y la del equipo y comprar todas las “voladas” que se manda el creativo o la agencia de publicidad. El resultado de ambos extremos, significa que no estas haciendo un buen trabajo y que tu inversión resultará probablemente inútil, sin identificación de razones y responsabilidades.

En mis años de experiencia, en pequeñas y en grandes compañías, he visto como las “vacas sagradas”, que estando, incluso, en edad de jubilación, imponen su preferencia personal sometiendo a su equipo de trabajo, pisoteando estudios, estrategias, focus group, etc, con resultados permanentemente deplorables. Y peor aún, cuando el "gurú" finalmente se jubila y es reemplazado por algún miembro del equipo, en un abrir y cerrar de ojos, este termina imitando a su mentor y/o “gurú”.